¿Por qué en primavera te cuesta más dormir?

20 abril, 2022

El cambio de estación que se produce cuando llega la primavera puede traer consigo, en algunas personas, dificultad para dormir o para lograr un sueño reparador. Y todo ello, sin ninguna razón aparente.

Aunque las causas no se conocen con exactitud, se cree que están relacionadas con los cambios climatológicos que trae consigo esta estación entre los que se encuentran: aumento de la intensidad lumínica, incremento de temperaturas y horas de sol, variaciones en los niveles de humedad y presión atmosférica y cambio horario. Todo ello puede alterar la producción de hormonas y neurotransmisores, cuya secreción es regulada por el hipotálamo, lo cual repercute en el reloj biológico.

La astenia es un término que deriva del griego (¢sqšneia, a: privación, sin, esthénos: vigor, fuerza), y significa ausencia de fortaleza, vigor o fuerza. Se puede definir, entonces, como la sensación subjetiva de debilidad y cansancio, tanto físico como intelectual, que reduce la capacidad de realizar tareas simples y cotidianas.

En ocasiones quien lo padece dice sentirse fatigado, pero existen diferencias entre ambos términos. La fatiga supone la aparición precoz de cansancio una vez iniciada una actividad física habitual, y la astenia es la sensación de cansancio previo a la actividad.

La astenia puede aparecer tanto en hombres como en mujeres, pero suele afectar más a estas últimas, y la edad más frecuente de aparición es entre los 20 y 50 años.

Las características más frecuentes que se asocian con la astenia son: alteración del estado general, dificultad de concentración, tristeza inexplicable, sensación de vacío, cierta pérdida de memoria, disminución de tensión arterial, tono vital bajo, somnolencia diurna, irritabilidad, dolor de cabeza, alteración del apetito y alteraciones del sueño.

Respetar las horas del sueño es un aspecto que debemos cuidar, entre otros, para combatir la astenia primaveral ya que dormir adecuadamente permite reparar el desgaste físico y psíquico que se ha producido a lo largo del día, y es fundamental para mantener la energía.

Es importante conservar el ciclo circadiano (sueño-vigilia), para reducir la somnolencia diurna y el insomnio de noche. Se trata de dormir durante la noche (oscuridad) y estar despierto durante el día (en presencia de luz).

Algunos consejos para conciliar un buen sueño son: mantener una temperatura agradable en la habitación, evitar ruidos y luz, regular horarios y mantener constancia en la hora de acostarse y levantarse, evitar bebidas estimulantes durante el día, así como evitar cenas copiosas que dificulten la digestión.

Una buena alimentación también puede ayudarnos a mejorar la calidad del sueño. Hay alimentos que pueden afectar directamente y de manera negativa al sueño, como son los que contienen metilxantinas (cafeína, teofilina), y otros que de manera indirecta pueden suponer una dificultad para dormir por producir malestar, flatulencia o digestiones pesadas. De manera inversa hay alimentos y hábitos alimenticios que promueven una buena calidad de sueño. Así, una dieta rica en alimentos con un contenido elevado en hidratos de carbono, vitamina B6 y magnesio facilitan la síntesis de serotonina que actúa positivamente en el sueño. Una buena disciplina en los horarios de las comidas y esperar entre 1,5 y 2 horas para acostarse tras la ingesta, son hábitos que pueden mejorar la inducción, cantidad y calidad del sueño.

Es recomendable llevar una dieta variada rica en legumbres, verduras, frutas, cereales y grasas saludables como los frutos secos para asegurar que la cantidad de macro y micronutrientes cumplen las ingestas recomendadas. Una alimentación variada y equilibrada garantiza un buen estado nutricional, lo que a su vez repercute en el estado de salud tanto físico como psíquico.

Sin embargo, a veces es complicado, aun siguiendo las recomendaciones, conciliar el sueño y que este sea reparador. En otras ocasiones ocurre que la persona consigue conciliar el sueño, pero se despierta en mitad de la noche cuando no ha dormido lo suficiente.

Para remediarlo se puede recurrir a medicamentos como aquellos compuestos por doxilamina que es efectiva en la reducción del tiempo de inicio del sueño, así como en incrementar la profundidad y duración del mismo.

Los complementos alimenticios que contienen melatonina también son efectivos en estos casos. Esta sustancia es una hormona sintetizada por el organismo, pero también es fácilmente administrable por vía oral. Está implicada en la regulación de los ciclos circadianos, es decir, en la oscilación entre sueño y vigilia, y por eso es muy eficaz en los trastornos del sueño.

Ambos están disponibles en las farmacias, donde te podrán aconsejar cuál es el más adecuado en cada caso.

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