Salud bucodental en el día a día

La salud bucodental se refiere a la ausencia de dolor en la boca y en los dientes, así como a la ausencia de infecciones, aftas bucales, enfermedades periodontales, caries, pérdida de dientes y otros trastornos que puedan limitar ciertas capacidades y que repercuten en nuestro bienestar, calidad de vida y salud en general. La cavidad bucal constituye así una parte fundamental del cuerpo y mantenerla sana resulta muy importante, ya que su descuido puede afectar a todo el organismo.

Por otro lado, las enfermedades bucodentales pueden ser consecuencia de hábitos no saludables. Éstas pueden tener un impacto social sobre la calidad de vida de la persona, incluyendo repercusiones en la alimentación y en las relaciones sociales, o incluso un impacto multidimensional al ir acompañadas de dolor, afectando no solo a su estado fisiológico, sino también emocional y psicológico. En este sentido existen factores de riesgo modificables, como la ingesta de azúcar, el consumo de tabaco, de alcohol, la higiene oral y la actividad física que pueden prevenirlas.

A continuación, se detalla la importancia de la salud bucodental, los principales problemas relacionados con ella y algunos consejos para mantener una boca sana y hábitos adecuados para una correcta higiene dental.

Importancia de la salud bucodental

La salud oral es una parte muy importante de la salud en general, ya que tener la boca, los dientes y las encías sanas son aspectos claves para una vida saludable.

La salud bucodental involucra tanto la capacidad de morder, masticar, sonreír, hablar y comunicar; como de transmitir nuestras emociones mediante las expresiones faciales, con confianza, sin dolor, incomodidad ni enfermedad. Por todo ello, cualquier problema que afecte la salud de la boca puede repercutir en el bienestar psicosocial de la persona.

Así, las enfermedades bucodentales, pese a ser en su mayoría prevenibles, suponen una carga importante para el sector de la salud de muchos países y afectan a su población durante toda la vida, causando dolor y molestias. Según el estudio sobre la carga mundial de morbilidad de 2021, la caries dental no tratada en dientes permanentes es el trastorno de salud más frecuente, siendo asimismo uno de los más prevalentes entre las enfermedades bucodentales.

Principales problemas de la salud bucodental

Las principales enfermedades orales o enfermedades de salud bucodental incluyen entre otras la caries, la gingivitis y la periodontitis crónica, que son enfermedades prevenibles y relacionadas con problemas en el autocuidado de la salud oral. A continuación, se definen algunos de los problemas más habituales de salud bucodental.

• Caries: según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la caries dental se puede definir como un proceso patológico, localizado, de origen externo, que se inicia tras la erupción del diente y que determina un reblandecimiento de su tejido duro, evolucionando hacia la formación de una cavidad. Se caracteriza por una serie de reacciones químicas complejas y microbiológicas, que acaban destruyendo el diente. Esta destrucción es el resultado de la acción de ácidos producidos por bacterias en el medio ambiente de la placa dental. Clínicamente, la caries se caracteriza por cambio de color, pérdida de translucidez y descalcificación de los tejidos afectados. A medida que el proceso avanza, se destruyen tejidos y se forman cavidades.
• Inflamación gingival (gingivitis): se produce como consecuencia del acúmulo de placa bacteriana en los dientes y encías. Produce así una encía inflamada y sangrante.
• Enfermedad periodontal (periodontitis): supone una inflamación más severa de la encía que afecta al hueso que soporta al diente. Puede afectar gravemente a la salud general, especialmente en el adulto mayor.
• Úlceras dolorosas: son debidas normalmente a roces o prótesis mal ajustadas. Se debe vigilar sobre todo las que no se curan después de dos semanas, ya que resultaría un motivo de consulta urgente.
• Boca seca: es una sensación desagradable, a veces dolorosa, de tener muy poca saliva en boca. Puede deberse al consumo de medicamentos o a ciertas patologías como el Alzheimer.
• Estomatitis: normalmente es debida a una infección por hongos en zonas de la mucosa donde apoya la prótesis.

La mayoría de las enfermedades orales se pueden prevenir y controlar mediante el manejo de factores de riesgo modificables que son comunes a otras enfermedades no transmisibles, como las enfermedades cardiovasculares, el cáncer, las enfermedades respiratorias crónicas y la diabetes. Entre estos factores incluyen una dieta equilibrada y baja en azúcar, evitar el consumo de tabaco y alcohol, y mantener una buena higiene bucal. Así, algunas estrategias útiles para frenar su frecuencia de aparición incluyen el cepillado, el uso de seda dental, dentífricos y enjuagues con antibacterianos. Por ello es importante la educación para la salud, que incluye la generación de destrezas en técnicas de higiene oral para la población y el consejo para el control del consumo de azúcares, así como la adquisición y mantenimiento de hábitos saludables.

Consejos para mantener una boca sana: comer y beber bien

En concreto, la caries se relaciona más con la frecuencia de ingesta de azúcar que con la cantidad total de azúcar consumida; el azúcar es la fuente de energía bacteriana que causa la caries. Para evitarla es importante reducir la frecuencia de ingesta de alimentos pegajosos y azucarados, limitando el consumo de galletas, pasteles, dulces y otros alimentos de este tipo, sobre todo cuando no se puede cepillar los dientes al momento.

La OMS sugiere no utilizar los edulcorantes a excepción de las personas con diabetes. Se recomienda tomar refrigerios nutritivos y variados diariamente, como fruta, verdura, frutos secos y yogur. Es preciso comer de cada grupo de alimentos (verduras, frutas, lácteos, carnes, cereales o granos) para apoyar la salud oral y la salud en general. Asimismo, se recomienda consumir alimentos frescos y crujientes como manzanas, apio y zanahorias. Cortar estos alimentos en rodajas puede contribuir a comerlos más fácilmente.

Es importante también consumir comidas o refrigerios que contengan leche o queso para ayudar a reducir el ácido que causa la caries. Si la ingesta de alimentos de una persona es motivo de preocupación, debe remitirse al profesional sanitario correspondiente para garantizar que se aborde cualquier problema de desnutrición.

Por otro lado, el agua puede ayudar a reducir el ácido que provoca la ingesta de ciertos alimentos. Se recomienda:

• Beber agua a diario, especialmente después de las comidas y refrigerios, y después de tomar medicamentos (especialmente si vienen triturados y mezclados con un edulcorante).
• Mantener la boca húmeda mediante enjuagues o absorbiendo agua. Otra alternativa es masticar chicles sin azúcar a base de xilitol, que ayuda a producir más saliva.
• Evitar el azúcar en el café y e infusiones. Reducir la ingesta de bebidas con cafeína.
• Limitar la ingesta de bebidas ácidas y azucaradas (como zumos de frutas, refrescos).

Hábitos para una correcta higiene bucodental

La mala higiene bucal permite que las bacterias de la placa dental produzcan ácidos y otras sustancias que dañan los dientes, las encías y el hueso de alrededor. La eliminación diaria de la placa dental y el mantenimiento de buenas prácticas de salud dental son los aspectos claves para prevenir las enfermedades a este nivel. Para ello, a continuación, se detallan algunos aspectos importantes para conseguir una correcta higiene bucodental:

• El cepillado de dientes con pasta dental con flúor es el método más eficaz y económico de eliminar físicamente la placa dental de las encías, la lengua y los dientes. El fluoruro protege los dientes naturales remineralizando y fortaleciendo su esmalte. La pasta dental debe llevar al menos 1.450 ppm de flúor cuando se trata de niños a partir de 6 años, y cantidades superiores en edad adulta. En caso de alto riesgo de caries existen dentífricos específicos con mayor concentración de flúor que se pueden utilizar.
• Es aconsejable cepillarse después de las principales comidas, 3 veces al día, usando un cepillo de dientes suave sobre las encías, la lengua y los dientes. Cada cepillado debe durar dos minutos y se debe realizar en todos los dientes, uno a uno, por todas sus caras, empezando por los de arriba y continuando seguidamente por los de abajo. Es importante no olvidar limpiar suavemente las encías, en caso de que sangren es porque hay inflamación y se debe acudir al dentista. En esta circunstancia, aunque sangren las encías, es importante no dejar de cepillarlas, porque es el único método para mejorarlas. Existen en el mercado diferentes productos específicos en dentífrico o colutorio para facilitar la limpieza adecuándose a las necesidades de cada uno como productos específicos para dientes sensibles, blanqueadores, para encías, inflamadas, anticaries y pediátricos.
• El cepillado debe incluir el barrido de la lengua, de dentro hacia fuera. No se debe introducir demasiado el cepillo en la boca para evitar náuseas. Existen también raspadores de lengua que pueden ser útiles.
• La limpieza interdental debe realizarse una vez al día, por las noches, después del cepillado, con seda dental o bien con cepillos interdentales, lo que resulte más cómodo. Es importante utilizar estas herramientas adaptándose al espacio que se tenga entre los dientes. Después de cada cepillado hay que enjuagar bien el cepillo con agua, secarlo y dejarlo en un lugar seco.
• También es importante utilizar la cantidad de pasta dental fluorada del tamaño de un guisante. Es aconsejable escupir los residuos de pasta dental, pero no enjuagar la boca después del cepillado. Esto permite que el fluoruro pase efectivamente a los dientes.
• Se debe reemplazar el cepillo de dientes, cuando las cerdas estén abiertas, cada tres meses y después de una infección aguda, como aftas, para las que también existen productos específicos. Esto ayuda a prevenir daños a la boca.
• En algunos casos, bien por el estado general de las personas mayores o por el estado de las encías, puede ser recomendable el uso de colutorios, geles o sprays antisépticos. Sus composiciones son variadas y con diferentes indicaciones.

Es importante consultar con un profesional sanitario como el farmacéutico, el médico o el dentista para que nos oriente sobre el producto más adecuado y su uso correcto.