Piscinas y hongos, claves para prevenirlos

27 mayo, 2025
Cuidado del pie

A medida que suben las temperaturas, pocos placeres resultan tan tentadores como un buen baño. Sin embargo, es importante extremar las precauciones en la playa, la piscina o los ríos, ya que sus aguas aparentemente limpias pueden esconder microorganismos dañinos para la salud. Agentes patógenos entre los que se encuentran determinados parásitos y hongos que se contagian por contacto y que pueden afectar a la piel, ojos, boca u órganos genitales, como sucede con los hongos que afectan a los pies.

Con respecto a las piscinas, considerando la frecuencia con la que se detectan hongos en estos ambientes, resulta interesante conocer por qué éstas son un foco de contagio, cuáles son los hongos más habituales que se pueden encontrar en ellas, así como las infecciones fúngicas más comunes que se pueden producir, su clínica y tratamiento, y algunos consejos útiles para prevenir su aparición.

¿Por qué las piscinas son un foco de contagio?

Las piscinas constituyen un entorno propicio para la transmisión de infecciones fúngicas debido a una combinación de factores ambientales y comportamentales. Algunos estudios han demostrado que superficies comunes e instalaciones acuáticas como vestuarios, duchas y bordes de piscinas, pueden estar contaminados con hongos, facilitando su transmisión a través del contacto directo o indirecto, y aumentando el riesgo de infección. Además, la presencia de materiales orgánicos aportados por los bañistas, como células epiteliales y sudor, pueden servir de sustrato para el crecimiento fúngico.

¿Qué hongos hay en la piscina?

Como se indicaba previamente, debido a las condiciones de humedad y calor, las piscinas son entornos propicios para la proliferación de diversos hongos, tanto patógenos como saprofíticos, ya que favorecen su crecimiento.

Entre los hongos más comúnmente identificados en estos ambientes se encuentran los dermatofitos, que son un grupo de hongos filamentosos que infectan tejidos queratinizados como la piel, el pelo y las uñas; son responsables de infecciones cutáneas como la Tinea pedis (pie de atleta). Especies como Trichophyton rubrum, Trichophyton mentagrophytes, Trichophyton verrucosum y Epidermophyton floccosum han sido aisladas en áreas como vestuarios, duchas y bordes de piscinas, siendo T. rubrum una de las infecciones humanas más prevalentes.

Además de los dermatofitos, se han identificado hongos saprofíticos, que son aquellos que se alimentan de materia orgánica muerta o en descomposición, actuando como descomponedores en los ecosistemas; como Aspergillus, Penicillium y Mucor en el agua y superficies de las piscinas. Aunque estos hongos no suelen causar infecciones en individuos sanos, pueden representar un riesgo para personas inmunocomprometidas.

Infecciones fúngicas más comunes

En lo referente a los procesos infecciosos que afectan a los pies debido al contagio en estos ambientes, su incidencia es muy elevada. Los gérmenes que las producen son muchos y pueden producir infecciones mixtas que dificultan su tratamiento. Entre las micosis que afectan más frecuentemente a los pies están las onicomicosis y el pie de atleta.

Onicomicosis

Se denomina así a la infección de las uñas causada por hongos. Numerosos estudios procedentes de países desarrollados dan cifras de prevalencia de entre el 2-18% de la población. Siendo más frecuente la infección de las uñas de los pies que de las manos.

Se trata de una infección crónica progresiva del aparato ungueal causada en la mayoría de las ocasiones por hongos dermatofitos como los anteriormente mencionados. También tienen la capacidad de alterar la uña levaduras del género Candida como Candida parapsilosis, Candida guillermunti, Candida albicans y levaduras como Rhodotoroula. Asimismo, hongos filamentosos no dermatofitos como Scapulariopsis brevicalis, Aspergillius, Fusarium, Acremonium, etc. son capaces de anidar en las uñas, cuando estas presentan trastornos vasculares o distrofias isquémicas.

Pie de atleta

Es un término que engloba todas aquellas infecciones que aparecen afectando el pie en situaciones de maceración y oclusión. El pie de atleta se puede considerar un concepto más amplio que el de tiña de los pies o Tinea pedis, ya que el primero representa un cuadro sindrómico que engloba todas las micosis de los pies (incluidas las candidiasis) y las infecciones bacterianas, mientras que el segundo se refiere a la infección exclusiva por hongos dermatofitos. Si bien es cierto que, en algunos casos, ambas expresiones se usan como sinónimos debido a que la forma más frecuente de infección fúngica en estos casos son los dermatofitos, en concreto, la forma interdigital de los pies.

El agente etiológico más prevalente suele ser Trichophyton rubrum, de evolución crónica y muchas veces de forma subclínica. Su propagación se hace casi exclusivamente en lugares donde se utilizan servicios públicos como piscinas y baños que no se mantienen limpios.fcu

Clínica y tratamiento

Las formas clínicas más habituales en onicomicosis y pie de atleta respectivamente son:

Onicomicosis

En las uñas, cada afección puede evolucionar de distinta manera, provocando una alteración algo diferente en la lámina ungueal. El hongo puede infectar la uña de diversas formas dando lugar a diferentes patrones clínicos. Así, puede producirse:

  1. Onicomicosis subungueal distal y lateral: es la forma más frecuente. Comienza en la parte más externa o lateral de la uña, justo debajo (hiponiquio). Produce un engrosamiento de la uña, cambios de color, despegamiento (onicólisis) y acumulación de queratina debajo de la uña.
  2. Onicomicosis superficial: afecta a la superficie superior de la uña, empezando por zonas blancas y frágiles con aspecto manchado. Aunque puede comenzar en una zona pequeña, puede extenderse y afectar a toda la uña.
  3. Onicomicosis subungueal proximal: es poco común en personas sanas, pero puede aparecer en pacientes con inmunidad baja. Empieza la base de la uña (pliegue proximal) y avanza hacia el extremo, afectando la uña nueva que se está formando.
  4. Onicomicosis de endonix: se parece a la onicomicosis superficial distal, pero en este caso, el hongo penetra directamente dentro de la uña (en la queratina). Se forman manchas blancas y lechosas sin engrosamiento, sin levantamiento de la uña y sin afectar la base de la uña.
  5. Onicomicosis distrófica total: es la forma más avanzada. Toda la uña está dañada y presenta una deformación y deterioro total de la lámina ungueal.


Además, de darse cada una de ellas, también se pueden mostrar diversas combinaciones de los patrones mencionados.

Pie de atleta

Las tiñas pueden presentar numerosas formas clínicas y morfología variada, pero casi siempre presentan lesiones descamativas sobre una base eritematosa, y normalmente con unos bordes más activos en crecimiento centrífugo. Las cuatro formas clínicas más habituales son:

  1. Forma crónica intertriginosa o interdigital: es el tipo más común. Aparece entre los dedos del pie, con enrojecimiento y descamación de la piel. A menudo hay humedad excesiva y grietas en el fondo del espacio entre los dedos. Suele picar bastante y muchas veces se asocia a sudoración excesiva.
  2. Forma crónica hiperqueratósica o “en mocasín”: afecta principalmente a las plantas de los pies, los bordes y los talones. La piel se vuelve gruesa, roja, se descama y a veces se agrieta. En algunos casos, la lesión también aparece en el dorso del pie, adoptando una forma parecida a un mocasín.
  3. Forma aguda vesículo-ampollosa: suele afectar solo a un pie. Se caracteriza por la aparición de pequeñas ampollas o vesículas que pican mucho, agrupadas sobre una base roja, sobre todo en la planta del pie, y a veces también en el empeine.
  4. Forma ulcerativa: es una forma más grave de la tiña del pie entre los dedos (tiña interdigital). Aparecen úlceras o heridas abiertas y erosiones en los espacios entre los dedos.

La mayoría de ellas se presentan clínicamente con prurito, descamación, eritema, y, en algunos casos, lesiones maceradas o sobreinfectadas. Por ello es conveniente conocer algunos recursos para saber cómo aliviar el picor en la piel, así como llevar a cabo un cuidado de los pies adecuado y regular.


El tratamiento de estas afecciones se basa en muchas ocasiones en antifúngicos tópicos, reservando el tratamiento sistémico para casos extensos o recurrentes. No obstante, existen recursos útiles no medicamentosos que pueden ayudar a combatirlos y prevenirlos.

Consejos para prevenir los hongos

Es importante intentar evitar factores que faciliten el desarrollo y el crecimiento de las colonias de hongos, así como tener en cuenta las siguientes medidas preventivas, tanto en caso de ausencia de clínica, o como coadyuvantes al tratamiento específico cuando existe infección:

  • Llevar a cabo una buena higiene tanto corporal como de los pies, en concreto eliminando contacto con posibles fuentes de contagio.
  • Secar bien las uñas y piel de los pies después de su lavado.
  • Mantener las uñas cortas y evitar morderlas en el caso de las manos, ya que morderse las uñas, las hace más vulnerables a los hongos.
  • Controlar la hiperhidrosis, se pueden usar polvos secantes o astringentes si existe hipersudoración. Se deben utilizar calcetines absorbentes para mantener los pies frescos y secos.
  • Evitar el uso de calzado oclusivo, no transpirable.
  • Para evitar la transmisión es importante no compartir toallas y evitar andar descalzo en piscinas, saunas, vestuarios y duchas públicas.
  • Mantener un tratamiento profiláctico para evitar recidivas y valorar si nos encontramos ante una recidiva por recurrencia o por reinfección.

En el mercado actual podemos encontrar productos que ayudan a la prevención de micosis. Se recomiendan tanto para la prevención, como para el alivio de los síntomas de picor u olor. Gracias a su composición, crean una barrera protectora durante 12 horas que ayuda a controlar el crecimiento de hongos y protegen contra los malos olores, refrescando al instante y reparando la barrera natural de la piel. Existen en formato spray, lo que facilita su aplicación dos veces al día sobre los pies secos, especialmente entre los dedos. Se debe volver a aplicar después de lavarse los pies.

Además, existen productos específicos para las onicomicosis u hongos en las uñas que son capaces de detener rápidamente el desarrollo de los hongos, restaurando y mejorando el aspecto de la uña. Deben aplicarse dos veces al día durante cuatro semanas y continuar el tratamiento una vez al día hasta que la parte afectada de la uña haya crecido. Asimismo, debe limarse la zona afectada de la uña después de la primera semana de tratamiento. Por otro lado, podemos encontrar productos indicados para la micosis en la piel o Tiña pedis que son capaces de eliminar el 99,9% de los hongos, los síntomas de picor, escozor y grietas y restaurar el estado de la piel. Se deben aplicar dos veces al día en la zona afectada, hasta que la curación sea completa.

Ese tipo de productos, tanto para onicomicosis como para el pie de atleta, se pueden encontrar con pincel de precisión para facilitar la aplicación y alcanzar aquellas áreas de mayor dificultad como, por ejemplo, entre los dedos de los pies, sin usar las manos.

En caso de presentar alguna afección de este tipo siempre es conveniente que consultemos con un profesional sanitario como el médico, el farmacéutico o el podólogo. Profesionales que sabrán aconsejarnos el producto más adecuado a utilizar en cada caso, así como las recomendaciones más apropiadas para intentar prevenir su aparición.

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