La diabetes. tercera parte: de la obesidad a la hiperglucemia -dmt2-

Para un bombero el humo no es el problema; el problema es el fuego.La diabetes no es un problema de glucosa, es un problema de insulina. Como el humo también mata, los bomberos entran en los incendios con máscara para poder respirar. Saben que por el humo se sabe dónde está el fuego. Y ya notaron egipcios, griegos y romanos en la antigüedad que, si hay glucosa en la orina, más habrá en la sangre.
El cuerpo humano es una maravilla de sistemas interconectados, autorregulados, autoreparados, sostenible a partir de una amplia de fuentes de energía que usa con tremenda eficacia, dando igual que le neguemos el acceso a alguna, por ser vegetarianos por ejemplo. De lo que ingerimos se aprovecha todo. No se desperdicia ni media caloría, por eso engordamos; porque nuestros apetitos son más voraces que nuestras necesidades reales. Eso es debido al gen “ahorrador” que previene épocas de hambruna, hoy ya olvidadas en nuestro primer mundo.
Y lo que no se consume a diario, se almacena. Para eso está el tejido graso(adiposo); para constituirse en reserva energética. Pero si ingerimos mucho más de lo que requerimos para nuestra actividad diaria esos depósitos crecen, se convierten en michelines. Primero en la cintura y cadera, luego en piernas, brazos, cuello, papada… El responsable de que sigan creciendo es la insulina que internaliza la glucosa de la sangre al tejido adiposo. Pero dicho tejido no puede crecer indefinidamente y empieza a enviar señales químicas para que se detenga la acción de la insulina; hemos alcanzado la resistencia periférica a la insulina.
El paciente está engordando pero la glucosa en su sangre aún es normal, pues el páncreas se esfuerza en producir más insulina para vencer esa resistencia y seguir retirando la glucosa de la sangre.
Llega un momento en que la glucosa empieza a infiltrarse en el hígado, en el páncreas… generando toxicidad en esos órganos: hígado graso, destrucción de los islotes de Langer Hans encargados de producir la insulina… Se produce el fracaso en la secreción de insulina, con lo cual ya no hay quien saque la glucosa de la sangre: diabetes mellitus tipo 2. Enfermedad grave con más síntomas o menos.
Y ¿si no hubiéramos engordado tanto? Posiblemente no se habría llegado a la DMT2.
Los Pima son una tribu india separada en dos grupos por la frontera méxico-estadounidense. Los del Norte llevan un tipo de vida sedentario y con una dieta hipercalórica rica en grasas saturadas, colesterol, pobre en fibra y con un exceso de consumo de alcohol. Los indios de México viven en un ambiente hostil con una alimentación pobre y gran actividad física. En el grupo estadounidense se da una de las mayores tasas de obesidad y diabetes tipo 2 del mundo, mientras que en la cohorte mexicana es una enfermedad prácticamente desconocida. No importa la genética, importan los kilos.
El primer tratamiento es combatir el exceso de peso. ¿Difícil? Sí. ¿Imposible? No. Aunque Grande Covián decía que en este país es más fácil cambiar de religión que de dieta.
El segundo son fármacos, a saber:
Metformina. El que no puede faltar (si se tolera) Combate la resistencia periférica y reduce la producción hepática de glucosa. Ideal. De uno a tres comprimidos al día.
Si no basta se puede añadir alguno o varios de los siguientes:
Secretagogos. Fármacos que obligan al páncreas a secretar insulina. Dos tipos: los antiguos, las sulfonilureas, gracias a Dios ya casi en desuso, agotaban el páncreas y podían producir hipoglucemias graves. Los modernos, la repaglinida, se toleran mejor y ayudan a rebajar la glucemia adecuadamente.
Inhibidores de alfaglucosidasas. Otros en franco desuso. Además de tener escaso efecto producen un efecto secundario muy incómodo: meteorismo, flatulencias.
Incretinas. Otra vez dos tipos:
- “Gliptinas” o, técnicamente, inhibidores de la DPP4, una enzima. Consiguen amplificar y prolongar la señal que da el propio organismo para que se produzca insulina en el páncreas, prolongando la acción de la misma, cuando la glucosa en sangre está alta. Ahora mismo son de lo más recomendable en unión a Metformina.
- Análogos de incretinas. Sustituye la señal natural de modo muy eficiente. Una ventaja añadida: adelgaza.Dos inconvenientes; es caro e inyectado.
”Glitazonas” Actúan intentando ampliar el número de depósitos grasos (adipocitos) No es que hagan demasiado efecto, aunque suman al efecto de las demás. Pero tienen efectos secundarios problemáticos por lo cual se usan bajo supervisión y visado.
“Gliflozinas” Lo más nuevo. Permiten que el riñón deje irse con la orina la glucosa que sobra. Ese orinar glucosa puede producir un par de efectos secundarios que hay que evaluar: aumento de las ganas de orinar. Y que se tenga más facilidad para contraer infecciones de orina, especialmente las mujeres. Como son tan nuevos aún está por saber con qué frecuencia aparecen.
Insulina. Hasta hace poco se consideraba el último recurso, pero se está comprobando que los pacientes DMT2 se benefician muchísimo de su uso. Lo mismo que en la DMT1 aquí el tratamiento es personalizado; se pueden ir sumando medicamentos y subiendo sus dosis hasta controlar la glucemia.
Referencias
Autor: José Ramón García Sólans Farmacéutico Comunitario