¿Problemas para dormir en la vuelta a la normalidad?

7 septiembre, 2023

Tras varios meses de confinamiento, llega el momento de comenzar poco a poco a recobrar la normalidad. Durante este tiempo, se han limitado las salidas y el contacto social, para evitar la propagación del virus y se han visto alteradas las costumbres individuales y colectivas.

En este post nos preguntamos cómo ha podido afectar todo esto a las rutinas diarias, en los horarios para realizar las distintas actividades del día, y sobre todo en la calidad del sueño. También te queremos dar algunos consejos para hacer que esta desescalada implique los menos trastornos posibles.

¿Cómo ha afectado el confinamiento a las personas?

La privación de libertad de movimientos ha supuesto para cada persona algo diferente, según su situación personal. Además, hay que tener en cuenta el motivo por el cual se produjo: una crisis sanitaria que ha traído consigo miedo, ansiedad, estrés o nerviosismo en la población. Todo esto ha dificultado mantener un ambiente de normalidad afectando a las relaciones laborales, familiares, personales, y al estado de ánimo. Muchas veces se ha agravado por la falta de sueño, ya que cuando una persona no descansa bien acaba repercutiendo en las demás facetas de su vida.

¿Qué problemas nos ha causado en el sueño?

Muchas personas han tenido dificultad para conciliar el sueño y dormir las horas suficientes, sufriendo lo que se conoce como insomnio por causas externas. En este caso la razón estaba bien identificada y los pensamientos negativos ocupaban gran parte del tiempo destinado a encontrar la relajación suficiente para poder dormir. Además, algunas personas conscientes de este problema pueden sufrir más ansiedad por ello, prolongando el tiempo de conciliación del sueño.

Lo que ocurre entonces es un círculo en el que la ansiedad por intentar dormir reduce la posibilidad de quedarse dormido, aumentando la aprensión y el miedo a la cama.

Esto no le pasa por igual a todo el mundo ya que hay algunas características de personalidad que hacen a algunas personas más vulnerables a entrar en este círculo (personas con tendencia a la preocupación, que tienen que tener todo bajo control y que no suelen hablar de sus problemas interiorizando las emociones negativas).

Como sabemos, no dormir bien puede traer consigo algunas consecuencias como: sensación de cansancio y sueño durante el día, dificultad para concentrarse, prestar atención, aprender o recordar algo, bajar el rendimiento en el trabajo o en los estudios, disminución de los reflejos o sentirse irritado o deprimido.

¿Y ahora qué?

En esta vuelta a la normalidad es importante recuperar buenos hábitos y conservar aquellos adquiridos que han resultado beneficiosos. Algunas personas han visto en el confinamiento la posibilidad de adquirir rutinas más saludables en aspectos descuidados hasta ese momento como, por ejemplo, la alimentación y el ejercicio.

Por otro lado, hay que tener en cuenta que sentimientos como el miedo, el nerviosismo o la preocupación pueden seguir apareciendo, con lo que es necesario seguir algunas pautas para llevar esta situación de una manera más equilibrada.

Consejos que harán que te sientas mejor

  • No descuides horarios ni costumbres de alimentación y ejercicio: si en estos meses habías conseguido implantar hábitos saludables como un buen menú o rutinas físicas, se recomienda mantenerlas para gozar de mejor estado de salud.
  • Es muy importante adaptar los nuevos horarios de sueño: si llevas mucho tiempo sin madrugar, y por ello has alargado la hora de acostarte, es el momento de volver a retomar buenas costumbres que te hagan conseguir un sueño reparador. Algunas de estas son:
    • Dormir las horas suficientes: Para ello hay que acostarse a una hora que garantice que tenemos el tiempo necesario para ello. Esto es importante para que las fases del sueño se produzcan con normalidad. Sabemos que durante la noche se alternan el sueño No REM (consta del adormecimiento, sueño ligero, transición al sueño profundo y sueño delta, que es la fase de sueño lento) y el sueño REM que es la fase en la que tienen lugar los sueños. Una correcta transición en estas fases garantiza el descanso y sueño reparador.
    • Evita acostarte justo después de cenar o de hacer deporte. Tanto las digestiones pesadas como el exceso de endorfinas tras el ejercicio afectan a su conciliación.
    • Escoge un ambiente cómodo para dormir, exento de ruidos, luz o pantallas móviles, y con una temperatura agradable.
    • Encuentra la calma antes de dormir: Dado que puede haber sensaciones de nerviosismo o temor, es recomendable llevar a cabo actividades relajantes y otras que distraigan nuestra mente.

Si a pesar de todo seguimos teniendo problemas para dormir, te recomendamos acudir a un profesional de la salud. En el caso de que sea un problema ocasional, en la farmacia pueden aconsejarte algún medicamento que te ayude a descansar mejor. La doxilamina, por ejemplo, es efectiva en la reducción del tiempo de inicio del sueño, así como en incrementar la profundidad y duración del mismo.

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