¿Se puede estar genéticamente predispuesto a dormir mal?

La Sociedad Española de Neurología estima que el 25% de la población infantil no tiene un sueño de calidad. De ahí que los trastornos del sueño sean un motivo de consulta cada vez más frecuente entre los niños y adolescentes de nuestro país.
¿SE PUEDE ESTAR GENÉTICAMENTE PREDISPUESTO A DORMIR MAL?
La Sociedad Española de Neurología estima que el 25% de la población infantil no tiene un sueño de calidad. De ahí que los trastornos del sueño sean un motivo de consulta cada vez más frecuente entre los niños y adolescentes de nuestro país.
Unas cifras que también respaldan otros expertos, a nivel internacional, a través de estudios como los que indican que alrededor del 30% de los niños de entre 1 y 12 años tiene dificultades para conciliar el sueño, se despierta con frecuencia, o duerme poco. Unos problemas que pueden perdurar en la edad adulta, suponiendo graves riesgos para la salud de los que los padecen.
Entre las razones que explicarían estas cifras los expertos alertan de aspectos como el uso excesivo de la tecnología, especialmente entre los adolescentes pero, ¿puede la genética cumplir un rol importante en este sentido?
¿Se pueden heredar los problemas de sueño?
El estudio del componente genético como causa de los problemas de sueño entre los más pequeños es algo relativamente reciente. Y es que, aunque ya se había estudiado cómo la genética puede afectar al insomnio y a la duración del sueño en adultos, hasta ahora esta hipótesis no se había estudiado con una muestra representativa de niños.
Un estudio reciente publicado en la revista Journal of Child Psychology and Psychiatry ha descubierto que es probable que las variantes genéticas afecten a la cantidad y la calidad del sueño de los más pequeños.
A través de esta investigación, llevada a cabo con cerca de 2.500 menores de ascendencia europea, se descubrió que sí existían niños con predisposición genética al insomnio, además de problemas de sueño que ocurren en adultos, como despertares frecuentes o dificultad para dormirse, según informaron sus madres. Por el contrario, los que tenían predisposición genética a un sueño más prolongado tenían una mayor duración del sueño, aunque también estaban más despiertos durante la noche en la adolescencia.
A partir de estas conclusiones los autores destacaron la existencia de un rasgo de “mal sueño” a lo largo de la vida, subrayando la importancia del reconocimiento precoz y la prevención desde edades tempranas.
Además, otras líneas de estudio se han centrado en investigar si algunos trastornos del ritmo circadiano, como la fase de sueño avanzada, también son cosa de familia. Una de ellas es la realizada por investigadores en San Francisco, Salt Lake City y Madison, en Wisconsin, con más de 2.400 pacientes que visitaron una clínica del sueño debido a malestares como apnea del sueño o insomnio. Durante la investigación se descubrió que una pequeña cantidad de ellos tenía una forma hereditaria de fase del sueño avanzada que no se había reconocido antes.
Una vez más, los investigadores volvían a destacar la importancia de la prevención para estos casos de problemas de sueño hereditarios. Para ello sería importante adoptar cuanto antes medidas que conduzcan a establecer una correcta higiene del sueño adaptada a las edades más tempranas:
- Manteniendo horarios regulares de sueño, levantándose y acostándose a la misma hora todos los días de la semana, incluyendo los periodos de vacaciones.
- Exponiéndose a la luz natural durante el día y evitando el exceso de luz artificial durante la noche.
- Realizando ejercicio físico moderado y adoptando una alimentación saludable.
- Evitando el uso de aparatos electrónicos a medida que se acerque la noche y especialmente el uso de móviles en el caso de los adolescentes.
- Creando una ambiente adecuado y relajante en el dormitorio. Además de una cama confortable, y aislar la habitación de ruidos y luz excesiva, la aromaterapia puede resultar útil. Bien sea en formato ambientador o aplicadas sobre el cuerpo, las plantas aromáticas pueden contribuir a alcanzar el sueño de manera más rápida.
- Realizando un ritual diario para el momento previo acostarse que permita relajar cuerpo y mente. Un buen baño y la lectura de un cuento para los más pequeños puede resultar una buena dinámica para lograr esa relajación.
Además de estas medidas, y en caso de ser necesario, también puede ser recomendable hacer uso de complementos alimenticios que contengan melatonina. Disponibles en varios formatos para adecuarse a cada rango de edad (comprimidos a partir de 12 años, o en formato gotas a partir de los 3 años) éstos favorecen la conciliación del sueño.
Por su parte, los complementos alimenticios de liberación controlada que además de incorporar melatonina incluyen valeriana, pasiflora, triptófano y melisa en su composición, favorecen un sueño reparador y se pueden administrar en mayores de 12 años.
Todos ellos se encuentran disponibles en la farmacia, donde podrás consultar con el profesional sanitario las opciones recomendadas para cada edad.
Referencias
Nota de prensa: Un 45% de la población padecerá en algún momento algún trastorno del sueño grave. Sociedad Española de Neurología. [Internet] 2023 [Consultado el 01/07/2024] Disponible en: https://www.sen.es/saladeprensa/pdf/Link398.pdf
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